PERDÓN, PERDÓN, EUROPA. REPETIMOS

4 de noviembre de 2009
Lo juro. Lo intentaré. No volveré a permitirlo. No volveré a publicar una entrada sin releerla. Aunque llegue tarde a la cena y mi marido me esté gritando "Niñaaaaa, que se enfría la sopa". Pues que se enfríe.
No volveré a darle al puñetero botón de publicar, deprisa y corriendo, sin pensar en lo que estoy escribiendo. Luego vienen las consecuencias: ¡Una falta de otrografía! ¡Qué vergüenza! ¡Qué horror!
Yo creí que eso ya lo tenía superado. Pues se ve que no. Que la hora de la cena no es la más adecuada para darle al puñetero botoncito. Los agobios matan... y crean horrores y errores de no pararse a pensar.
Prometo no flagelarme, no permitir que la depresión me lleve al suicidio. No volver a pensar que no necesito ir a la zapatería, porque necesito botas nuevas, sino a la herrería a que me pongan herraduras nuevas.
Prometo no dejarme llevar por las prisas, ni permitir que se me crucen y se me mezclen las ideas.
No quiero errar más. De ser así, debería admitir que alguien desee herrarme.

Día de difuntos

31 de octubre de 2009

Llega el día de la reflexión.

Todos hemos perdido a alguien. Cada uno lo asume como puede.

Es una extraña sensación. Es saber que nunca más volveremos a ver al ser querido. Nunca volveremos a hablar con él; nunca nos contará ninguna de sus experiencias. Todo lo sentido y vivido por él, desaparecerá.

Qué desperdicio. Es terrible.

Y así, generación tras generación; vida tras vida.

Nos quedan, por ahora, los recuerdos: sonrisas; despedidas silenciosas como oraciones; la duda de si pudo haber sido de otra manera; de si podíamos habernos entendido mejor.

Las nanas apenas escuchadas en el lecho del dolor. La música, así, se convierte en otro recuerdo que no adormece, sino que despierta los recuerdos.

Los escondidos reproches por no haber sido escuchados y comprendidos.

¿Es de extrañar que todas las civilizaciones busquen una forma de recuperar lo que si no sería irrecuperable? Ahí está el cielo y el infierno; la reencarnación, la recuperación de la energía,...

Yo, por mi parte, espero viajar por el espacio, libre y flotando. Consciente de lo que me rodea. Aprendiendo, siempre aprendiendo. Conocer mundos desconocidos, observarlos.

Espero que algo de mí quede... y que no sólo sea el recuerdo en mis hijas y sus descendientes.
Esa esperanza es lo único que nos queda.

DEL SENTIMIENTO TRÁGICO... DE LA ENSEÑANZA

5 de septiembre de 2009

Pimpinela, la Barbie Robocob, la Camello, la Loca,... incluso la Mandona, en la época que usaba un micrófono como el de Madonna. Esos han sido algunos de los motes que mis alumnos me han puesto y de los que me he enterado. Vaya usted a saber los que no sé.

Comienza el curso y comienza el momento de dirigirme a las puertas de las clases, de respirar con fuerza y de concienciarme de que lo que voy a encontrar es cerca de una treintena de niños que me observarán, buscarán mis debilidades y aprovecharán, unos más y otros menos, lo que con tanto interés e intensidad intento enseñarles... y que no les importa en absoluto.

Terminará la clase. Saldré con un suspiro mientras me ignoran. Estaré agotada. Me dirigiré a otra puerta, intentando recordar qué es lo que tengo que explicar esta vez, respiraré fuerte y entraré a hablar, a reñir, a intentar pedir un mínimo de disciplina para que se me oiga, a intentar conseguir el interés de los alumnos por algo que rechazan, a...

En ocasiones se crea una complicidad preciosa; en otras, es un infierno. Los niños vierten sus frustraciones o su mala idea pura y dura en el profesor, sabiendo lo que nos jugamos si no tenemos paciencia con ellos y les gritamos nuestra propia frustración. En esos casos es una guerra injusta y cruel que siempre tenemos perdida.

Así que, ponemos cara de poker; intentamos que no adviertan nuestra desesperación; procuramos controlarnos para salir del aula todo lo airosa y dignamente posible.

Parecemos esos payasos repintados a los que se les escapa una lágrima. Detrás, nuestro auténtico yo destrozado.

Me decís que tenemos dos (no tres, por Dios) meses de vacaciones. ¿Serían ustedes, padres, capaces de pasar hora tras horas, no con su hijo adolescente, sino con veinticinco o treinta iguales en una habitación, intentando que le escuchen? Yo lo hago a diario. Yo, y muchos miles en el mundo. Y en ocasiones vale la pena, porque es algo precioso, porque ves que sirve para algo cuando te encuentras a un antiguo alumno que te reconoce, y te saluda y te dice que se ha casado, que tiene un hijo y que trabaja de... jardinero o veterinario o bailarina,... o que por fin estudia lo que quería. Han encontrado su lugar en el mundo, y sentimos que hemos puesto un pequeño granito de arena para que lo consiguieran.

Pero cuando te encuentras en un curso en el que el principal entretenimiento es humillarte, y tu única defensa es aguantar mecha con dignidad... es demoledor. Somos muchos los que hemos salido de una clase aparentemente serenos y nos hemos derrumbado en un rincón del instituto, cuando nadie nos ha estado viendo.

Para los que tienen un jefe, imagínense tener veinticinco cada hora...

Leo el blog del profesor Cuyami . Gracias, porque pones en tu boca todo el dolor, toda la rebeldía y toda la ansiedad por la incomprensión que tiene esta profesión. Gracias, también, a los comentarios que acompañan tu texto, porque no son más que el reflejo de lo que piensa la sociedad.

Es una profesión dura. ¿Que son muchos los dos meses de vacaciones? No lo creo. Como los reduzcan, los que saldrán ganando serán los sillones de los psicólogos, que siempre estarán ocupados.

CRISIS, ¿QUÉ CRISIS?

27 de agosto de 2009

Esta foto está tomada en el mismo centro de Triana.

Siempre me ha llamado la atención la forma de sacarle punta a las dificultades que tienen en Sevilla, aunque parece que es algo que se está perdiendo.

¿Pretenden escapar de la crisis intentando no nombrarla, como pretenden huir de la mala suerte que provocan las culebras, evitando nombrarlas?

LONDRES, MY LOVE

26 de agosto de 2009

De vuelta de las vacaciones, repasas las impresiones recibidas. Llegan más preguntas: ¿Qué sentido tiene viajar? ¿Qué pretendemos encontrar? ¿Qué encontramos? ¿Por qué lo hacemos? ¿Acaso huimos de algo? ¿O de alguien? ¿De nosotros mismos?

La última salida ha sido a Londres.

Parece que se viaja al futuro, a cómo va a ser nuestra sociedad dentro de diez o quince años... salvando muchas distancias .

Paseando por Londres, encontramos miles de personas que deambulan con prisa por todos lados. Es igual que en España, pero muy diferente. Me explicaré:

En los barrios, encuentras gente de todo tipo de nacionalidades y niveles económicos; en el centro, hay todavía más variedad. Siéntate en un banco del metro y déjate llevar por lo que ves:

Un rubito con una cartera que va a su trabajo.
Una musulmana vestida de negro hasta los pies y totalmente tapada, a la que sólo se le verían los ojos, si no fuera porque lleva gafas. Va acompañada de otra sin lentes, por lo que se puede observar unos hermosos ojos oscuros.
Una señora mayor con vestido floreado, que lleva una bolsa de compra.
Un hombre (de color) negro, que camina con prisa.
Jóvenes con rasgos exóticos que charlan animadamente. Una de ellas va vestida de manera muy moderna, pero lleva un pañuelo de colores en la cabeza. Va charlando con otra muy tapada, vestida de negro hasta los pies, con pañuelo negro y ojos muy pintados, y con otras dos con las cabezas descubiertas.
Dos judíos con sombreros y trajes negros, y camisa blanca. Llevan un tirabuzón a cada lado de la cabeza. Les acompaña una mujer con blusa blanca y falda negra hasta los pies. Son judíos ortodoxos.
Un matrimonio rubio y de pelo claro de edad mediana. Llevan de la mano una niña también rubita.
Una pareja de turistas españoles.
Un sij con su turbante.
Un turista japonés con su mochila.
Dos sudamericanos que ríen mientras charlan.
Más musulmanas. Sólo las delata los pañuelos colocados con mucho estilo.
Más turistas españoles. ¡Somos una peste!, ¡ estamos por todos lados!
Dos hombres con rasgos indios, que parece que estan trabajando en el metro.

Hay muchos de origen extranjero, pero con una diferencia con respecto a los inmigrantes en España: en el Reino Unido están perfectamente integrados, no tienen sólo los trabajos que no quieren los nacionales. Salvando sus peculiaridades religiosas o de costumbres, viven y se mueven por todos lados, sin diferenciarse de los ingleses más que por sus trajes o por sus rasgos.

Aunque sí, hay diferencias notables. Si vas a Harrods, te encuentras gentes de todos los lugares, sobre todos turistas. Harrods se ha convertido en otro lugar de obligada visita, si vas a Londres.

Pero en este almacén lleno de mirones, poca gente compra y los que lo hacen son o ingleses que, por su forma de vestir, son de clase acomodada, o mujeres árabes. Hay una gran cantidad de muchachas con diversos tipos de vestimentas islámicas comprando zapatos y ropa. Especialmente lencería. Fuera, esperan Rolls o Mercedes con chóferes de piel aceitunada. En ocasiones están aparcados sobre la acera y en dirección contraria, impidiendo el paso de los autobuses. Evidentemente, son personas de muy alto nivel económico.

Pero no es sólo en el metro o en Harrods donde encuentras tantas chicas musulmanas. Por donde vayas, charlando animadamente, ruidosamene, te las encuentras tapadas con sus trajes típicos, acompañadas, vigiladas o protegidas sólo a veces por sus maridos, hermanos o padres. O novios, que las agarran discretamente de la mano. Poco a poco, las costumbres occidentales llegan hasta ellos.

Es evidente que aquí viven o están de turismo gran cantidad de familias más que acomodadas de origen árabe. Aquí se relacionan entre sí, hacen turismo, compran. A veces, sólo son ellas las que lo hacen. Los demás, observamos. La crisis no da para más.

¿Acaso tienen ellas el dinero que ha desaparecido con la crisis? ¿Es en los países árabes donde está la respuesta?

A veces, viajando, observando, encuentras respuesta no sólo a cómo va a ser el futuro, sino a cómo es el presente.

LA LUNA: ¿CRUEL DESENGAÑO?

19 de agosto de 2009



Se han cumplido cuarenta años de la supuesta llegada del hombre a la Luna.
Digo "supuesta" porque los especialistas en conspiraciones cada vez dan más argumentos para justificar que fue un montaje.

Uno de ellos es la existencia de un cinturón de radiaciones electromagnéticas, el Anillo de Allen, que rodea la Tierra. Atravesarlo sin la protección adecuada, es mortal, y, en aquella época, que un cohete espacial dispusiera de ésta, sería tan pesado y costoso, que se hacía imposible que una nave espacial levantara el vuelo.

Otro de los motivos para dudar, sería que no hemos aprovechado la llegada a la luna. No me puedo creer que, como dicen los de la Nasa, no haya nada explotable en nuestro satélite. Los de este planeta aprovechamos y robamos todo lo que sea, cueste lo que cueste. Y, al menos, podría servir para investigar y explorar el satélite o para crear una base para pegar el salto hacia otros planetas. ¿No tenemos la tecnología, el dinero o el interés? Me extraña.

Por último, y hay muchísimas razones más para la duda, están las misteriosas palabras que los astronautas han soltado con cuentagotas acerca de qué vieron o del futuro de la navegación espacial. Está claro que hay mucho de lo que no hablan y mucho lo que esconden detrás de sus extraños mutismos.

¿Qué efecto tendría en nosotros que fuera falsa la llegada del hombre a la Luna?
Para empezar, se acabó creer en los políticos, científicos, periodistas, directores de cine... que nos han hecho creer que eran ciertas unas imágenes que se han repetido con orgullo durante décadas.

Orgullo... Supone pensar que es totalmente falsa esa sensación que nos hacía levantar la cabeza y, al ver la Luna, pensar que teníamos otra perspectiva que no fuera la vulgaridad del mero sobrevivir. Que, si no nosotros, habría alguien que podría viajar más allá en un futuro. Que, si nos esperaba algún tipo de catástrofe, alguno de nuestros hijos podría sobrevivir huyendo de nosotros mismos. Que, si había otros seres fuera de la Tierra, podríamos estar en un futuro a su altura y llegaríamos a comunicarnos con ellos. Incluso que ellos podrían salvarnos de nosotros mismos y de nuestra destrucción.

¿Qué va a ser de todos los admiradores de las películas de ciencia ficción, si se confirma que no hemos salido del planeta? ¿Qué va a ser de los desesperados ecologistas que sostienen sus ánimos pensando que viajar a otros planetas puede salvarnos de la catástrofe?

¡Cuán grande es la soledad de sentirnos en nuestra jaula azul, aislados de todo lo que pueda existir fuera, si hay algo!

En definitiva. ¿en quién vamos a creer a partir de ahora? Todo lo que leemos, todo lo que nos dicen, puede ser falso. Seríamos víctimas de nuestros líderes políticos, que no haría más que mentirnos para controlarnos o para conseguir sus intereses, sean los que sean.

Los románticos sobrevivieron a la llegada a la Luna. Nada perdieron. Pero, ¿sobrevivirán los soñadores frikis a una realidad que consiste en gritarles a la cara que todos sus sueños galácticos son vanos?

¡Oh Dios mío! Yo sólo sé que me dan unas ganas de llorar tremendas. ¡Qué soledad rodeada de azul en la noche estrellada!

Cuba, para los cubanos. Y ahora, ¿qué? (y III)

2 de agosto de 2009


Viajar te sirve para replantearte todas tus ideas. Hacerlo a Cuba es un revulsivo total.
Ahora se cumplen cincuenta años de la Revolución cubana, que pretendía crear una sociedad igualitaria. Pero no hemos visto un país que tuviera más diferencias y discriminaciones, incluso cuando quiere evitarlas.
Por otro lado, Cuba es un país terriblemente empobrecido que sobrevive apenas gracias al capital que aportan los viajeros. En ocasiones, la vida cubana está condicionada por la importancia que tienen para su economía. Una economía socialista que depende del capitalismo para sobrevivir.
Sí, hay que dejar que sean los cubanos los que decidan sobre lo que quieren y cómo quieren vivir. Pero...¿se les está dejando? ¿Saben sus dirigentes lo que desean, o dan por supuesto que lo que ellos determinan es lo que quieren? ¿Por qué hay tanto control sobre lo que dicen y lo que hacen? ¿No será que son conscientes de que no es lo que los cubanos desean? ¿Por qué tienen tanto miedo de la disidencia? ¿Temen que se contagie?
Se hizo una revolución en Cuba, para luchar contra una dictadura que había convertido el país en el prostíbulo y el casino en el que la mafia estadounidense gobernaba impunemente, llenando de miseria y violencia el país. Se hizo una revolución en Cuba, pero los vericuetos de la historia ha hecho que se haya tenido que poner tantos parches a los ideales primarios, que el sistema se ha llenado de contradicciones que hacen irreconocible la propia revolución. La miseria continúa; sus gobernantes no han sido capaces de superar los problemas y la población es la que la sufre.
Pero, ¿qué es lo que desean los cubanos? Pueden optar por seguir como están; huir como pueden de Cuba, o intentar un cambio desde dentro del sistema o desde fuera.

Viajar a Cuba es duro, si vas de observador. Te replanteas todas tus ideas y te rebelas ante las situaciones que te encuentras. Pero, a menudo observas las mismas contradicciones en la sociedad de la que provienes. Porque no nos podemos engañar. Observar lo que nos rodea es descubrir una sociedad contradictoria y cruel, donde la discriminación, la violencia y la manipulación del individuo es cada vez mayor.

Si quieres no mantenerte al margen,comienza la angustia.
¿Habría que aplicarles a ellos, y a mí, lo que Rubén Darío dijo en tiempos?

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos!...



(Jo, qué forma de unir Cuba, mis propios rollos existenciales y a Rubén Darío)

Cuba, para los cubanos. Lo que hacen (II)

30 de julio de 2009

Cuando entras en Cuba, vienes con pocas ideas y tópicas: se trata de un país tropical y comunista. Por lo tanto, tendrá una vegetación exuberante y luchará por la igualdad. Luego viene la realidad.
En en el aeropuerto te tratan como un peligroso apestado, casi un espía, al que hay que fotografiar y controlar, pero, eso sí, con mascarillas, pues les puedes contagiar.
Sales del aeropuerto. Te encuentras un maravilloso paisaje lleno de vegetación, con carreteras estrechas, con escasos coches y cubanos que pasean con tranquilidad. Chocan los enormes cartelones que recuerdan los lemas que Fidel, Raúl o el Che.
Algunos coches son modernos, pero son los menos. La mayor parte son anteriores al nacimiento de quien les escribe, que peina canas aunque disimuladas, y llevan matriculas de muchos colores. Luego nos enteramos que no se trata de una cuestión estética, sino que cada tonalidad indica quién es su ocupante.
Las "chapas", como ellos llaman, si son blancas indican que el propietario es un alto dirigente del país; si son negras, que son del cuerpo diplomático (¿Blanco versus negro? ¿Será una forma de crear cierta distancia ante el no cubano, por supuesto de manera subconsciente?); si es azul, es un coche del estado; si es amarillo, es un coche privado; marrón, para arrendar al turista; verde, para los militares; naranja, para ejecutivos importantes de firmas extranjeras; carmelita (parecido al chocolate), para ejecutivos medios de las mismas,...
Los cubanos con frecuencia tienden a una gordura poco sana, propia de una alimentación poco equilibrada, aunque algunos, sobre todo los ancianos, son delgados y amojamados. Desconcierta.
Los niños, en épocas de clase, llevan uniforme. Se trata de evitar las diferencias... ¿O no? Porque al cuello llevan un pañuelo que indica el nivel educativo en el que se encuentran.
Usan el peso cubano. Pero para el turista se creó el peso convertible (cuc), que equivale al dolar. Desde la subida de Raúl Castro, los cubanos pueden tener ordenadores e ir a comprar en los supermercados a los que antes no tenían acceso más que los extranjeros. El problema es que los precios están al nivel de Europa... y el nivel de vida en Cuba es bajísimo.
Para los cubanos, los supermercados son un paraíso, pues tienen muchos productos a los que no han tenido acceso hasta ahora; para los turistas europeos, una sorpresa. Hay poca variedad y todo es caro: Un litro de leche cuesta unos dos cucs; uno de soja, unos ocho; un solo rollo de papel higiénico, 40 céntimos de cuc. Si caro es para nosotros, para ellos, el acceso es imposible.
Sin embargo, se sienten orgullosos de los supermercados, y los comparan con los lugares a los que acuden a comprar los productos que pueden adquirir con la cartilla de racionamiento, vacíos de compradores y de oferta. Además, los productos que pueden adquirir así son pocos, escasos y carecen de verduras, pescado y carne. ¿Cómo adquirir éstos? A precios muy caros en mercados no controlados por el gobierno. ¿Cómo pagarlos? Quién sabe. Cada cubano se las arregla como puede. La propina está institucionalizada. Por todo hay que pagarla. Luego está el ingenio para conseguir dinero: si eres camarero, no echas todo el ron que debieras en tu mojito. Luego las vendes a escondidas a los turistas por un precio inferior al fijado por el gobierno. En ningún sitio he probado peores mojitos que allí.
¿Y en cuanto a los habanos? Mejor no comprarlos en la calle: los rellenan de tierra.
¿Y la ropa? ¿Y el jabón? Lo piden a los extranjeros. Sólo reciben una pastilla de jabón cada dos meses. ¿Y las medicinas? Las farmacias y ópticas están prácticamente vacías.
¿Y...? Sobreviven como pueden, viven hacinados en casas hermosísimas, todas diferentes, pero en ruinas,que no pueden comprar o vender, sólo permutar.
Están totalmente controlados. Cualquier taxista puede ser detenido en la carretera para ver dónde va, a quién lleva, de dónde viene,... eso sí sin molestar al turista estupefacto y un poco preocupado por lo que pasa.
Hay mucha gente con uniforme. Los son sencillos, pero variados y abundantes, señal del control del estado sobre el individuo. Ni siquiera el control es único.
¿Y el turista? Intocable. Tiene su propia moneda, el cuc; sus propias playas a las que no pueden acceder los cubanos no pudientes;sus propios accesos a determinados servicios.
Nada más extraño que querer tomarse un helado en Coppelia, la heladería más famosa de La Habana, por aparecer en la película "Fresa y chocolate": hay dos colas, una para los cubanos, que pagan en pesos, y otra para los que pagan en cucs. La primera, inmensa; la segunda, inexistente.
De todas maneras, me hubiera gustado ir a la zona de los cubanos. De lejos se apreciaba que estaba muy llena, pero muy alegre y activa. La de los turistas estaba casi vacía,... y muy aburrida.
Ellos saben vivir con dignidad. Hasta cuando te piden un jaboncillo de hotel, lo hacen sin rebajarse. Tienen su orgullo.
El pueblo cubano es extraño, apasionante. Merece algo más de lo que tiene.

Cuba, para los cubanos. Lo que dicen (I)

29 de julio de 2009

Lo bueno de viajar es que te enfrenta a otra realidad. Es como un bofetón a tu vida, a tus creencias. Es un revulsivo tan interesante como leer un buen libro. Es leer un buen libro sin letras.
En el caso de Cuba, en el mismo momento de salir del aeropuerto te encuentras con un pequeño shock. Algo no cuadra. Has recibido antes de salir multitud de informaciones contradictorias sobre el país, según las diversas ideologías de los que te las dan. Tú no te atreves a tomar partido ni ante ti misma por miedo a los prejuicios. No quieres pasar por retrógrada, si tienes una opinión negativa sobre la isla, ni dedicarte a hablar de las bondades del país, por no caer en un progresismo "cerrado".
En el momento en que sales en un autobús por la puerta del aeropuerto, tienes que tomar partido... ¿o no? Como dicen los cubanos, "no es fácil"
Lo cierto es que empieza el desconcierto. Parece una rima de una canción cubana, ¿no? Pues seguimos: comienzas a hablar con los isleños y el desconcierto aumenta. Parece como si no hablaran el mismo castellano, como si ellos le dieran otro significado a las palabras. En el fondo parece como si lo que hicieran fuera citar los lemas de sus políticos.
Para reflejar mejor lo que quiero decir, empezaremos simplemente citándolos, intentando reflejar las circunstancias.
Llega una guía y va nombrando a los turistas. No entiende el fax porque está falto de tinta: "Estamos ahorrando demasiado". No importa, con voluntad, todo se arregla.
La agente nos lleva a comer. Ahora que conoces cómo viven, sabes que el restaurante donde vas se llevaría la mitad del sueldo mensual de un médico (unos cuarenta dólares). Para un español, es un restaurante de precio medio. Ella, con dignidad y sin vergüenza, saca de su bolso una bolsa de plástico y, cogiendo parte de su comida la mete en ella diciendo "Para mi hija, le encantan los langostinos". Al rato, viendo que algún comensal no puede acabar su plato de carne, hace lo mismo con otra bolsa, que es para la comida de su perro.¿Seguro? Nos enseña sus fotos.
Por cierto, apenas vemos perros o gatos.
Sobre los conductores de los autobuses, que van muy lentos, lo hacen por tres cosas, que citan de carrerilla: "por gastar menos combustible, evitar accidentes y porque si te quitan puntos del carné te echan y no pueden dar de comer a la familia".
Cuando te despides de ella, no sabes si ella también aceptará propina, la obligación de todo turista ante cualquier relación con un cubano. Respuesta: "Vivimos de las propinas. Por favor, hablen bien de mí ante mi jefe. Me dan puntos. Si hay alguna queja, me echan". Me da un poco de miedo escribir esto. La paranoia se contagia.¿Leerá esto alguien del régimen y le causaré algún problema? Si alguno de sus superiores leyera este texto, le aseguro que fue una excelente guía, servicial y paciente,... y muy discreta. Además es muy afortunada ya que "tengo un piso que heredé de mi padre y un coche de los años cincuenta que funciona" No existía ni la mínima ironía en ella.
Acerca de la situación de Cuba, "aquí hay pobreza, no miseria". Lo cierto es que nos salimos del circuito turístico y nos encontramos situaciones que recordarían las existentes en cualquier barrio marginal de España... con la diferencia de que te encuentras a un tiro de piedra del centro histórico de La Habana, y no te cruzas con los drogatas y chorizos de turno, sino con personas normales, que intentan llevar sus vidas normales como pueden.
Quizá el problema está en que lo que es para ellos y para nosotros la miseria.
Miseria es lo que ganan. Incluso los médicos tienen que recibir ayuda para llegar a fin de mes. Tienen su sueldo, pero, según nos cuentan, en la mesa de su consulta tienen un platito para completarlo con la correspondiente propina. "Es para estimularlos".
Te das un paseo hasta el malecón. Te encuentras un edificio rodeado de soldados con metralletas. Por precaución, cambiamos de acera y lo rodeamos. Por uno de los laterales, muchas banderas azules con una estrella y un escenario con un espacio para bailes o discursos con carteles y lemas, que recuerdan los 50 años de la revolución.
Es el centro de intereses norteamericano y los soldados están "para protegerlos". ¿De quién? Más bien quieren aislarlos o asfixiarlos con imágenes de la revolución.
¿Para qué las banderas?, preguntamos a un señor que está en un garito. Ni idea. A otro señor cercano. "Cada bandera representa a un cubano muerto por el terrorismo de los Estados Unidos". Ah. No sabía que existía ese tipo de terrorismo, aunque, bien pensado... pues sí. Hay muchas formas de terrorismo y todo depende de cómo definas lo que es.
Paseas por una playa al amanecer. "¿Quieren puros cubanos?" No, no queremos. Ya los compramos. Además, nos dijeron que no compráramos fuera de los estancos. Suelen rellenarlos de arena. A continuación, Manuel, que es como se llama, nos pide ropa, jabones, champú. Incluso maquillaje para su mujer, que es blanquita como yo, según dice.
Quedamos el día en que nos vamos para darle lo que podamos. Cuando volvemos, no lo encontramos en el lugar previsto. Pensamos que nos ha dado plantón, cuando vemos que está entre las palmeras. Nos hace gestos para que nos acerquemos. Al parecer, le han dicho que no puede entrar en la playa. Hay cámaras que, simulando farolas, controlan quién camina por allí. La pena por entrar en zona turística supone cárcel. Incluso matar una vaca para comer está más penado que asesinar a un hombre, nos dice.
"Ustedes los turistas vienen engañados. No saben nada de la realidad".
No. Creo que algo hemos captado. Sólo hay que mirar y escuchar lo que dice la gente que te rodea. Por muy poco perspicaz que seas, descubres una Cuba que no es la oficial.

DE LOS NOMBRES DE CRIS...TIAN

6 de julio de 2009

Acabó otro curso más. Por mis manos han pasado miles de exámenes. He sufrido las malas letras de Gabrieles, Jonathans, Andreses, Andreas, Agustines, Ángelas, Cristinas, Elenas, Jorges, Noelias, Cristians (¿o Cristianes?),...
Curiosamente, muchas veces coinciden sus orígenes, formas de ser y sus nombres: los Jonathans suelen ser unos trastos. A menudo tienen padres que trabajan en mercadillos o, con buena suerte, tienen una pescadería de barrio. Saldrán del instituto sin saber apenas nada; las Cristinas, salvo excepciones, son estudiantes mediocres y habladoras. Tienen tendencia a ser muy orgullosas, y cabezotas, y difícilmente se consigue convencerlas de que están equivocadas; los Gabrieles pasan de todo, pero, si quieren, pueden hacer las cosas bastante bien. Les gustan el campo y los animales y sufren en el entorno cerrado de las clases; hay dos tipos de Andreses: unos son inteligentes y serviciales, pero se sienten un poco por encima de los demás. Los compañeros no los entienden, pero los respetan, aunque a veces son cargantes; otra versión de los mismos son perezosos y sensuales. A las niñas las ponen “de los nervios”.
En ocasiones, las coincidencias son mayores, ya que poseen similar nivel de inteligencia, perspectiva ante la vida, comportamiento, educación,... Lo mismo ocurre con los que tienen los mismos apellidos, aunque no sean de la misma familia.
Un momento: quizás sería el momento de hacer alguna reflexión: los apellidos vienen de las familias, y, con ellas, las características genéticas. Pero, ¿de dónde vienen los parecidos por los nombres? ¿Imprimen carácter o hay otros factores que se olvidan?
Cuando un niño nace, son los padres los que ponen el nombre a sus hijos. ¿Acaso éste dice algo de los padres y no de los recién nacidos? ¿Qué influye en los progenitores a la hora de bautizar a su hijo? A lo mejor, analizándolo, podemos saber mucho acerca de una persona.
Por un lado está la moda. De pronto se pone de actualidad un futbolista o un cantante y doce años después los institutos se llenan de su nombre o del de su esposa o amante o... De ahí nos vendrán dentro de poco las Victorias y, más tarde, los Cristianos. ¿Seremos capaces de llamar a nuestros hijos Kaká?
Todavía recuerdo a una niña menuda y rubia de dos años a la que pusieron Vahitiare, como a la última conquista de Julio Iglesias. Se oía por las ventanas a su madre gritando: “Vahitiareeeeeeee, ven acá pacá, que senfría er pucherooooooooooooooooo”. Su padre solía sentarla en la barra del bar de la esquina y darle un buchito de su cerveza.
Por otro lado, las ideas religiosas, filosóficas o los gustos en películas o por los personajes de la televisión o en cine. Ya nos llegaron los Yedai y ¡qué peligros son estos nenes! ¿Qué demuestran los padres de las Libertades o de los José Antonio que tienen ahora cuarenta años? ¿Admiración por determinadas ideas? ¿Poca originalidad?
Los padres muy tradicionales y familiares, ponen, además, los nombres de los padres, abuelos, titos muertos muy queridos,... Y si encima deben satisfacer los gustos de las familias de ambos cónyuges, el resultado es un bebé con un nombre larguísimo como Salvador de la Santísima Trinidad de Todos los Santos, alias Santito o Santi, que es la leche, o María del Socorro Triana del Valle, muy modosita ella delante del profesor, pero un bicho hablando de las enemigas y precoz ante los chicos que le gustan. O generaciones y generaciones seguidas de Teresa Marías o María Teresas.
Después de una época de nombres compuestos, ¿se puede convertir en una forma de rebeldía, aunque un poco tradicional en el fondo, poner a tus hijos simplemente María (no María Elena o María Teresa o María Esperanza) o es acaso un deseo de respeto hacia sus hijos, al considerar que serán ellos los que con su comportamiento decidirán lo que serán, y no será el nombre el que le influirá en su vida?
Cuando nacen nuestros hijos, les damos nuestros genes, que se reflejan en nuestro apellido, pero también les damos un nombre, y a través de éste se reflejan nuestros gustos, intereses e ideología. Pero también el entorno en el que van a vivir, el nivel cultural y social.
Es por eso por lo que cuando vemos el nombre y el apellido de una persona, podemos adivinar, al menos ligeramente, lo que es y lo que será. Quizás deberíamos respetar más a nuestros hijos a la hora del ponerles el nombre con el que va a cargar toda su vida. Pensemos en ellos, no en nuestros gustos.
Ya sé que de lo que estoy hablando supone una especie de determinismo muy duro, pero, ¿hasta qué punto somos libres, cuando nacemos con unos genes de los que no podemos escapar y creceremos muchos años en unas circunstancias de las que con dificultad podemos huir?
De la rebeldía ante todo ello nace la evolución y el avance de la humanidad. Cuando elegimos nuestro nick en un chat o en un correo, intentamos definir lo que realmente consideramos que somos o lo que queremos ser, al margen de lo recibido. Ese debería ser nuestro auténtico nombre, aunque ya sea demasiado tarde para cambiarlo. Demasiado complicado esperar a la madurez para decidirlo.
¿Qué habrá sido de Vahitiare? ¿A qué se dedicará? ¿Será ama de casa como su predecesora? ¿Se dedicará a limpiar escaleras y a llamar a su Cristian por el balcón porque se calienta el gazpacho o será catedrática de ética en una universidad de provincias? ¿Seguirá, como su madre, adicta al papel cuché o habrá ella mismo salido en los papeles como la “amiga” de cualquier cantante de canciones melódicas? Me preocupa el problema.

LA INSOPORTABLE INUTILIDAD DE LA ÉTICA

22 de mayo de 2009

Ayer estuve en una reunión sobre economía sólo para mujeres. ¿Por qué sólo para mujeres?, me preguntaba. ¿Somos más fáciles de dirigir (o más difíciles) o se quiere aprovechar nuestra influencia en nuestras parejas? Ya se sabe, más vale dos tetas... Me picó la curiosidad y fui. Además sabía que habría una copita con tapitas sofisticadas al final. Ya se sabe: delicias de cerdo ibérica con salsa de frutos del bosque, o sea, un pedazo de cerdo en un palo con una salsa dulzona carmesí.
Me encontré un montón de señoras de edades diversas, con trajes de tienda cara, muy remaquilladas y repeinadas. Yo había abandonado mi "torpe aliño indumentario" (a quién me sonará esto) e iba ligeramente disfrazada de mujer convencional, vamos que iba arregladilla.
Un señor habló de que la economía se recuperaba ya fuera de España y de que su entidad recomendaba que pusiéramos nuestros ahorros en productos financieros relacionados con empresas del suroeste asiático.
"Pero... -salté- Si todos hacemos eso, el dinero se irá de España y no nos recuperaremos nunca".
Las reacciones fueron sorprendentes:
"Yo con el dinero que saco con mis inversiones, lo que hago es pagarme una criada, y así creo puestos de trabajo aquí", contestaba otra, llena de medio kilo de alhajas en cada brazo.
"Yo, además, pago a una ONG que se dedica a los cuidados de los niños pobres"- decía una señora que parecía que en su vida había quitado los mocos a ningún churumbel. Lo mismo dijo el conferenciante.
"Estamos hablando de nuestros ahorros, con ellos podemos hacer lo que nos dé la gana" -terminaba otra, mirándome de manera que, si tuviera un rayo láser en los ojos, me habría achicharrado.

Era evidente que el foro no era el adecuado para mis palabras, pero sorprendentemente, algunas mujeres me daban la razón.
El conferenciante (¿por qué un hombre en una reunión de mujeres?) sonreía discretamente. Estaría pensando "esta señora se ha cargado mi presentación", pero, de todas maneras, dijo algo así como que era muy interesante la idea ética que tenía yo con respecto a las inversiones, y que había bancos encargados de invertir con criterios éticos y de sostenibilidad, lo cual yo ya sabía de más.
Total, que actuar desde unos valores y una ética está muy bien, pero no si se trata de mis ahorros. Y lo decían personas que se quejaban momentos antes de la falta de valores de nuestra sociedad.
No quiero ser demagoga. Esto no es exclusivo de la clase acomodada, ni de las mujeres, ni de las personas de edad mediana o ancianas.
Trabajo en un barrio obrero y conozco la forma de pensar de sus habitantes. Esa falta de ética, una visión generosa y responsable de los actos que realizamos es normal. Son frecuentes los casos de robos; de maltrato físico o psicológico a las compañeras, novias o esposas (o compañeros, novios, o esposos, aunque es menos probable), incluso de asesinatos. El machismo está en lo más profundo de nuestra entidad, en unos, por simple conveniencia; en otros, por incapacidad o pereza para luchar contra lo que la educación y la sociedad nos ha enseñado con sus actos, no con sus palabras.
La inconsciencia de los resultados de nuestros actos es lo habitual. Lo normal, no preocuparme de nada más que lo que me vaya a beneficiar.
¿Y yo? No voy a suscribir ningún fondo de inversiones en el suroeste asiático, porque ya lo hice con mis pocos ahorros hace tiempo...
Al final de la charla dije: "No seamos cerrados. Invertimos en países que muchas veces tienen economías peores que la nuestra. ¿Por qué vamos a centrarnos sólo en los problemas de nuestra parcela del globo terráqueo? Hay que globalizar y sentirnos ciudadanos del mundo". Con estas palabras, limpiaba mi conciencia y mi consciencia.
Sospecho que no me van a volver a invitar a ningún evento bancario más, porque no se me acercó durante la copichuela ninguna de las organizadoras. El conferenciante ni apareció por allí. ¿Será porque las mujeres somos temibles?
No soy ni mejor, mi peor que los demás.
Viva el cinismo.

Haikus, amor y humor

30 de abril de 2009
Tengo un mal recuerdo de cómo un profesor nos enseñó lo que era un "haiku". Imagino que no seré la única.
Dicho profesor pensaba que la mejor forma de enseñar era insultando y llamando "ignorantes" a los alumnos. Craso error. Ha conseguido que tardemos décadas en apreciar lo que es un haiku.
En cuanto a enseñar, la única forma de hacerlo es con amor y con humor. Si se rompe este binomio, el resultado es una catástrofe.
Como todo en esta vida.
Como homenaje a la vida, al humor y al amor, esta antología tomada de scrib
antologia haikus antologia haikus torpografo antologia haikus

Derechos del hombre

26 de abril de 2009
He encontrado un documento en scribd.com que me interesa y me hace pensar. Se trata de la Declaracion de Los Derechos Del Hombre y Del Ciudadano Declaracion de Los Derechos Del Hombre y Del Ciudadano mrsutuc
Se firmó durante la Revolución Francesa en 1789.

En más de doscientos años, ¿hemos avanzado algo? Leyéndolo te das cuenta de que muy poco. Entran escalofríos sólo pensando cómo nos convencemos de que estamos haciendo las cosas bien y, en realidad sólo intentamos creérnoslo.

Alegría de vivir



Pronto empiezan los exámenes.

Todo se convierte en un caos, aún mayor del habitual. Mi vida personal se reduce hasta desaparecer, al mismo tiempo que la tensión muscular por la ansiedad aumenta. La única forma de relajarme es, en un descanso entre examen y examen, ponerme a gritar, más que cantar, dos canciones en concreto: Alegría de vivir
de Ray Heredia, versión de La barbería del sur o Noches de bohemia de Navajita plateá.



Y el caso es que no me gusta el flamenco en sus diversas modalidades.


Todos a mi alrededor se mueren de risa. Parece ser que no no hago muy bien. Pero yo me he desahogado.

¿Habrá alguien que pueda entender esto?

Sevilla y azahar

24 de abril de 2009
Por mucho que queramos criticar nuestra ciudad, realmente es bella. Encima estamos ahora rodeados del olor del azahar.

Olor, color, luz,... son tópicos cuando hablamos de ella. Pero qué realidad es que es una hermosa mujer.

¡Qué lástima que no la cuidemos, que no la valoremos en lo justo! Curiosamente los que dicen más amarla, son los que más la maltratan. ¿Cuándo dejaremos de prostituirla?

Debemos conocerla mejor, amarla y protegerla. Empecemos a acercarnos a ella con este vídeo turístico un poco "typical spanish" de dalealplay para turistas, aunque quizás es el momento de que nosotros, los sevillanos, empecemos a conocerla, al menos como nuestros visitantes.

Belleza

Brujuleando por aquí y por allá, encontré este video en Dailymotion.com.
¡Qué hermoso es nuestro mundo y cómo nos lo estamos cargando! ¡Qué maravillosa metáfora de la realidad es este vídeo!¡Qué lleno de sugerencias!¡Y qué música!
¿Qué podríamos hacer para dejar de mirarnos al ombligo, para dejar de seguir la senda siempre marcada de las hormigas y mirar a nuestro alrededor y ver lo que nos rodea?

Vísperas del día del libro

22 de abril de 2009


Por fin tenemos tiempo para leer un libro.
Elegimos un título, empezamos a leerlo, y lentamente nos damos cuenta de que... tenemos más cosas que hacer. Siempre hay cosas que hacer. ¿Siempre hay cosas que hacer? ¿O son pretextos para no enfrentarnos con un libro? A veces, leemos por obligación, no por placer. Y cuando empleamos para ello el único tiempo de asueto que tenemos, se nos plantean cientos de preguntas.
Pronto comienza el sentido de culpabilidad. "Debo leer, tengo que estar al día de las novedades. Soy profesora de Lengua ... y Literatura". O, ¿acaso con los años me he embrutecido y ya no me gusta leer? ¿Las neuronas se me rebelan hartas de luchar con los alumnos cuando quiero ocuparlas aún más? Tras muchos años llega las dudas.
Realmente ¿debo sentirme culpable también de no tener ganas de abris un libro? ¿No será que, simplemente, no me gusta? ¿Pasa algo si no lo leo hasta el final? ¿Acaso no hay libros bastantes como para no perder el tiempo con uno que no me gusta?

Pero, y si encima es un libro considerado como excelente por la autoridad (¿qué autoridad, por cierto, es objetiva y no responde a intereses económicos, de gremio o...) ¿seré un desastre y mi autoestima como buena lectora se irá definitivamente al garete?
¿Realmente es tan importante leer?

Quizás hemos sobrevalorado la lectura. Constantemente hablamos de cómo la televisión o el cine, o el fútbol embrutecen y alabamos la lectura de un buen libro. Pero las cosas no son ni blancas ni negras: hay buenas películas; hay buenos programas de televisión. Aunque sean pocos. Y frecuentemente los libros sirven para embrutecernos tanto o más que otros medios de comunicación. Nos invitan, o los usamos, para no pensar, para no enfrentarnos con lo que nos rodea.

Demos a la lectura el valor que tiene realmente. La Biblia dice que hay tiempo de nacer y tiempo de morir. Hay tiempo para todo. Hay tiempo de leer porque nos apetece y tiempo de aprender y tiempo de embrutecernos ( sí, por qué no), un poquito.
Vivamos la vida sin tanto machacarnos por todo lo que pensamos o todo lo que deseamos... o no.