El chou del Bron

21 de noviembre de 2010


Con el cambio de instituto, cambio de alumnos.

¿Quién me iba a mí a decir que estos alumnos me harían caso y (algunos) leerían mi blog? Impensable.

Y encima les gusta. No me lo puede de creer.

Se acabó la libertad. Porque, si ellos lo leen, yo tendré que autocensurarme. Se acabaron las palabrotas. Tendré que ser políticamente correcta. Tendré que ser un modelo de ortografía, digo de buenas costumbres y seriedad.

¡Qué horror!

Pero bueno, también tiene sus cosas buenas... A ver si se me ocurre alguna.

Lo cierto es que se ha creado cierta complicidad con mis nuevos alumnos. De hecho, me han retado. Quieren que escriba del "Chou del Bron". ¡Y qué demonios es eso! Ni idea.


Tras mucho pensar, conseguí traducirlo: se trata de "el show del Bronx".

Vale, sí. El Bronx es un barrio peligroso y peliculero de Nueva York. Pero... ¿qué demonios ha pasado allí para que les hable del show que ha habido en ese lugar? ¿Cómo voy a hablar de ello si no sé que pasó o de qué me hablan?

Se me ocurre algo: ante un reto, otro más. Alguien tiene que escribirme de qué se trata y yo, con tiempo, me comprometo a escribir de ello. Como comprenderéis, necesito documentación seria, así que a trabajar o no hay segunda parte del chou del Bron.

Chicos, al ataque. Vosotros me dais una idea y yo la continúo. A ver qué sale.




Cuaderno de bitácora. Anotar: tengo que empezar otro blog donde pueda escribir lo censurable como profe... ¿O no?

TETEMARI, EN EL PAÍS DE LAS FRIKIMARAVILLAS

11 de octubre de 2010


       Lo reconozco: somos una familia de frikies.

       No, no somos freaks. Que no, que somos frikies. Caray, que es diferente.

       Me explico: un freak es un monstruo; un friki es una persona especial porque tiene intereses diferentes al resto de los mortales. Ver definición en wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Friki .

       Sin embargo, la misma wikipedia no tiene las ideas muy claras. De hecho, les pone el mismo origen inglés y los confunde: http://es.wikipedia.org/wiki/Freak.

       Lo que quiero decir es
.que cuando llega la hora de comer, de pronto nos encontramos cuatro personas que hablan de los temas más estrafalarios, todos mezclados y a menudo escuchados al unísono. Eso, cuando consigues concentrarse en lo que se dice, porque el agotamiento es grande cuando llegas a sentarte, después de llevar adelante el trabajo, la familia y la casa.

       Se oye juntas y revueltas, además de conversaciones más convencionales tipo "chicos, trabajo y estudios" otras referidas a series americanas de fantasía, ciencia ficción o similares; motos y coches, especialmente eléctricos; teorías filosófico-científicas relacionadas con el ser humano, su comportamiento (especialmente su estupidez) y su irreductible machismo; slot (léase cochecitos de Scalestrix o similares); psicología y sus ad lateres (como la inutilidad del psicoanálisis o el uso de los ratones para conocer el comportamiento humano); la posibilidad de un holocasto zombi (esto, con un poco de coña, pero perfectamente aceptado junto a Freud y el odio al psicoanálisis); informática; la RAE y sus diccionario, con el que compartimos frecuentemente el postre; política;  las teorías conspirativas tipo Expediente X, según las cuales unos extraterrestres y su platillo volante fueron encontrados y escondidos hace décadas por los americanos, y de allí la rapidez en la evolución de la tecnología actual; las series españolas y extranjeras y lo buenos que están los yogurcitos que hay allí; la universidad; la gente; los mangas (http://es.wikipedia.org/wiki/Manga) o los animes ( http://es.wikipedia.org/wiki/Anime); la pintura de Van Gogh, especialmente la Noche estrellada ( http://www.spanisharts.com/history/del_impres_s.XX/neoimpresionismo/imagenes/van_gogh_noche_estrellada.jpg); Star trek y otras maravillas de la ciencia ficción o de la fantasía; la música de Rogen Whitaker (http://es.wikipedia.org , /wiki/Roger_Whittaker



la de Extremoduro



o de Sinatra...


    de los ordenadores y demás chismes eléctricos o electrónicos que siempre tenemos rotos; de la famila; de libros, muchos libros, muchísimos libros, por ejemplo de Terry Pratcher, novelas románticas o obras como el Lazarillo de Tormes: películas, incluidas las de zombis, o, simplemente de cocina.   

       No es de extrañar que, acabada la comida, de lo que tengas ganas es de una tradicional siesta española. Estás más cansada que cuando llegaste,... pero más divertida.

        Luego está nuestra forma de vestir. Yo, de tacones de aguja y vestido de marca, si acaso en algunas bodas; mi ideal en la vida son los pantalones cortos, camiseta y botas camperas. Lo que pasa que la edad y los volúmenes...; una de mis hijas es monocolor, o sea, va de negro de arriba a abajo y llena de pinchos, aunque ahora está descubriendo otros colores, como Colón descubrió América; la otra, se esconde (y muy bien escondida, porque es la más friki de todos) en la normalidad aparente; y mi marido, de traje de chaqueta, lo mínimo. Lo normal es verlo de motero y lo más habitual, con su casco, con lo cual no se le ve nada.


       Total, que cuando el otro día me preguntó mi marido si tiraba una botella semivacía que rodaba con cada curva en el maletero del coche (híbrido, por supuesto, de algo han servido los extraterrestres), lo primero que se me ocurrió fue decirle que mejor la dejábamos allí. Que no se sabía qué podía pasar en el apocalipsis zombi. Mi marido me miró a los ojos, dijo un "¡ah!" tranquilo y siguió adelante.

       La botella ha permanecido dos meses más, hasta que ayer me preguntó lo mismo. Yo dije que lo podíamos quitar, que, en realidad no serviría para mucho, y una de mis hijas, que llevaba una botella pequeña semivacía, sugirió que se podría dejar la suya, que ocupaba menos espacio y haría menos ruido.

       No dejamos ninguna de los dos.

       ¿Nos estaremos volviendo más normales? o ¿es que seremos normales?


Día del Maestro

7 de octubre de 2010
El 29 de septiembre fue el Día del Maestro.

¡Ah! ¿Que no lo sabían? Pues yo tampoco. No se notó. Todo siguió como si nada.

¿Que cómo me enteré? Iba andando por la calle, cuando en los laterales de la marquesina de una parada de autobús lo vi. Todo escondido. Donde será más baratito.

Era un anuncio sorprendente en el que, si te fijabas, veías un montón de palabras sin sentido que se convirtió en una lista de motes de profesores, a cual más deprimente. Y me creía todos y cada uno, porque conozco muchos, incluso los que mis adorables alumnos me pusieron.

La primera impresión fue de asombro: el 5 de septiembre del año pasado empecé una entrada en mi blog con algunos de los motes que he recibido.

¿Qué pasaba? ¿Alguien me había copiado la idea, pertenece al acerbo común de todos los españoles ese regodeo en los motes, o me había convertido en políticamente correcta, ya que una institución pública se preocupaba del tema? Creo que estoy un poco paranoica.

¡Ah, bueno! No era una institución pública como el Ministerio de Educación o como se le llame ahora, o la Consejería Cultura o similares. Ni siquiera de una editorial, que nos tiene que hacer la pelota para que seleccionemos sus libros para nuestras clases. Era un anuncio de la FAD, la Federación de Ayuda a la Drogadicción. Se ve que nos agradecen lo poco que podemos hacer por nuestros alumnos cuando les decimos las maldades de las drogas, mientras sus mismos padres  se relajan del duro trabajo con un porrito.

Algo es algo.


Volví a mirar el anuncio: "Y a los demás profesores y profesoras que me enseñaron algo en la vida... Perdón y gracias".


Me emocioné: alguien se acordaba de nosotros y nos agradecía nuestros desvelos.

Luego, picajosa como estoy últimamente, me puse a pensar: ¿los de los motes, que se queden con ellos, y a los demás, pues muchas gracias?

Venga, no seas pelma. Piden perdón, luego se arrepienten de los motes, humillaciones y faltas de respeto.


Pues vale. Algo es algo.

¿Saben lo que les digo? Que no hay mejor recompensa que, pasado un tiempo, se te acerque un antiguo alumno de los que te las han hecho pasar canutas y que, con una sonrisa en los labios te salude con cariño. Eso te llena de tal manera que te hace feliz y olvidas los malos ratos.

¿Sucederá alguna vez esto con Jesús, con Mohamed o con Pepe? En realidad, ya ha sucedido en muchas ocasiones. Y eso trae esperanza y ganas de seguir adelante. En otras, no ha sido tan agradable.

Total, que este texto, que veía yo que iba a salir desesperanzador, se ha convertido en otra reflexión melancólica.

Seamos agradecidos. Gracias a la FAD por acordarse de nosotros.

Al final termino con una sonrisa ligeramente húmeda. Como cuando escucho esta canción de Silvio Rodríguez:







HUELGA

30 de septiembre de 2010
Estoy perdida.

No hago más que trabajar dentro y fuera de casa, intentando satisfacer a todo el mundo y no llego a nada. Me duele el cuerpo. Me duele el alma.

Hace tiempo dejé de ser ciudadana y me siento subdita.

Ya no creo en nada.Ya no creo en mi trabajo, ni en esta sociedad que hace que se me curve cada vez mi espalda y que no haga más que intentar que mi sonrisa no se borre de mi cara.

Pero mi cara ya parece una máscara.

He hecho huelga ni siquiera porque crea en los sindicatos, que no sirven para nada. La he hecho por amor propio, porque debo reivindicar que soy un ser humano y no un tornillo en una máquina. No me importa el dinero que me van a quitar. Al final se lo llevará Hacienda.

Quiero creer que aún tengo un poco de dignidad, aunque en el fondo sé que la perdí hace décadas. Me queda el orgullo de intentar sobrevivir a mi propia insignificancia.

Quiero que mis hijas tengan posibilidad de tener, si no un trabajo digno, al menos... no sé. El sentimiento de que sus padres han luchado por ellas.

Porque nosotros ya somos esclavos de un sistema y ellas serán todavía más insignificantes ante ese monstruo empresarial que se lo come todo.



No hay esperanza.

SE LO JURO, SEÑOR PRESIDENTE, SOY INOCENTE.

30 de agosto de 2010

De modo que me pongo a repasar lo sucedido en los últimos meses y cómo lo he plasmado (aunque poco) en mi blog.

Y lo que me encuentro es que hace unos meses pensaba que era imposible que nos congelaran el sueldo otra vez más a los funcionarios.

Y nos han bajado el sueldo.

Pero se ha hecho sutilmente... Primero se nos desprestigia, aprovechando los tópicos del funcionario maltrabaja; luego, se apela a la solidaridad con los parados de la empresa privada, que en muchas ocasiones se han enriquecido a costa del dinero negro; por fin, se considera que nos lo merecemos.  ¿Quiénes? Los bomberos o policías que arriesgan su vida por ayudar a los demás, los médicos y enfermeras que nos curan, los profesores que luchan con nuestros hijos para que aprendan, los administrativos que aguantan nuestras neuras cuando vamos a arreglar los papeleos que nos corresponden

De los que realmente son ricos y poderosos, nadie habla. Son tan poquitos... que no se resuelve nada aumentándoles los impuestos, dice Carlos Herrera.

Señor mío, que nosotros no hemos creado la crisis, que nosotros nos limitábamos a trabajar cada vez en peores condiciones y cada vez más controlados. Que en muchos casos compramos el material que necesitaremos para nuestro trabajo, como ordenadores o libros.

¿Por qué no le echa valor y hace que lo paguen los realmente culpables de la crisis? ¿Acaso no se atreve con las corporaciones internacionales y los banqueros? ¿Son acaso ellos sus dueños?

Pues parece que sí.

Así que a nosotros nos queda callar y aguantar lo que nos echen.

Y preparémonos para el septiembre que entra. ¿Qué se apuestan a que terminará ese mes y estaremos como los peces que se asoman a las orillas a respirar, porque ya no pueden con la contaminación?

En cualquiera caso, señor Presidente, se lo juro: Yo no fui la que creó la crisis, así que no la pague con nosotros.

BANDERAS

19 de agosto de 2010


Hace un mes que España ganó los mundiales de fútbol, y todavía vemos en muchos balcones la bandera rojigualda.

¿Tan futboleros somos o el asunto va más allá?

En tiempos de Franco, la bandera de España estaba por todas partes. A su muerte, parece que hubiera sido secuestrada por determinada ideología de extrema derecha: llevar una pequeña pegatina de ella en la correa del reloj, te identificaba como partidario de una ideología de extrema derecha. Los que no fueran de Falange o de una ideología similar, bien que evitaban llevarla.

Así, nos quedamos huérfanos de un símbolo que nos identificaba como país.

Luego llegaron los nacionalismos. Cada uno ensalzaba su bandera y evitaba de todas las formas posibles la de la nación. Se la quemaba en las manifestaciones y mítines.

La bandera española quedó para el arrastre, escondida, y todos lo que no eran nacionalistas en el País Vasco y Cataluña (y, a veces, en Galicia) no tenían más remedio que callarse y evitar manifestarse como partidarios de su uso. Daba hasta vergüenza exhibirla.

Era una situación de locos en un país supuestamente democrático.

Ahora España gana el campeonato del mundo. Ha habido intento de quitarle importancia. Pero había motivos para hacer manifestación del orgullo de ser español. Y se ha aprovechado la oportunidad.

Aún siguen muchas banderas en lo balcones. ¿Es por orgullo por el triunfo de la selección española? No, o al menos, no es sólo eso. Con ese pretexto, por fin podemos manifestarnos como españoles, sin vergüenza. Parece que hemos recuperado nuestra bandera y hemos superado el miedo de manifestarnos como tales.

Y eso es bueno. No hay nada más triste que no poder manifestar una opinión ni una emoción en un país democrático por miedo.

Por una vez en la vida, viva la bandera que nos identifica como tribu. A través de algo tan poco importante como que hayamos ganado un campeonato, hemos recuperado algo de normalidad democrática.

GRACIAS, PROFESOR CUYAMI

El profesor Cuyami

Estimado Profesor Cuyami:

Esta mañana me he propuesto echar un vistazo a mi blog. Lo tenía abandonado por falta de tiempo, por inercia, por las vacaciones... y por la sensación de que a nadie le importaba lo que yo dijera.

La sorpresa fue que encontré un mensaje suyo. Por fin alguien que me entendía. Y, precisamente, alguien al que respeto. El milagro extraño de que en un periódico se supiera algo sobre cómo sentimos los profesores, se refleja con sus artículos.

En cuanto pude, respondí y, cuando iba a darle a la tecla... se borró todo.

Esta es mi segunda respuesta. No tiene nada que ver con la primera, más espontánea y emotiva, pero quiero que sirva para sepa que he recibido su mensaje y que, como usted, pienso en la enseñanza como algo muy especial y muy duro. No estamos preparados para responder a las necesidades de ciento cincuenta niños por curso, además de enseñarles Geografía, Lengua, o lo que nos toque.

Ellos necesitan muchas veces personas que hagan la labor que sus propios padres no hacen. Por ello, nos convertimos en sus sustitutos, además de terminar siendo los sacos de boxeo de sus frustraciones. ¿Quién no recuerda lo dura que es la adolescencia?

Lo cierto es que nos toca bregar con ellos y sus problemas y no estamos preparados. Por ello a menudo lo pasamos mal. Y ellos, también.

Pero ese trato tan especial con los alumnos nos ayuda a estar en el mundo, en su evolución y en sus cambios. Nos permite comprender la realidad, ... si te implicas en el trabajo a fondo.

Me preocupan muchos compañeros que se apoltronan y que no evolucionan. Son aquéllos que no reaccionan ante nada y que año tras año hacen lo mismo. Sin ilusión. Son los mismos que les hagan lo que les hagan nuestros señores los políticos, no reaccionan. No se rebelan.

Creo en una profesión en la que enseñas una materia, pero también educas y preparas para una realidad y un futuro. Si no eres capaz de tener una pizca de rebeldía, ¿cómo vas a invitar a un alumno a luchar por mejorar su propia realidad y la de la sociedad?

Porque hay que reconocer que nosotros somos lo único que les separa de seguir la senda que la sociedad marcó para sus padres. Gracias a nosotros podrán elegir qué quieren de la vida. Somos una oportunidad.

En una barriada como en la que trabajo, obrera pero rozando la marginalidad, ofrecemos una llave para que abran diferentes puertas. Sólo unos pocos tienen el valor para aspirar a cogerla. Cuando alguno termina el bachillerato, mes gusta decirles "Enhorabuena. Y ahora, a cambiar el mundo"

Y que conste que no me reconozco como revolucionaria o rebelde. Sólo pienso que todo puede mejorar y hacernos mejores. Somos, al menos eso pienso, muy ambiciosos. Más que cualquier partido o sindicato, porque intentamos ser sinceros. Lo difícil es ser consecuentes.

Por favor, siga hablándole al mundo de qué es la enseñanza, qué es lo que intentamos hacer, lo consigamos o no. Por una vez, que se sepan las cosas por alguien que sabe de lo que se habla, no de oídas http://profesorcuyami.blogspot.com/.

Gracias a usted por hacerlo.

DOLOR

2 de marzo de 2010

Hoy me he sentido ridícula.
Queriendo que mis alumnos comprendieran la belleza de un poema o, simplemente, que lo entendieran, me dediqué a expresar con el cuerpo, el alma y la palabra lo que quería decir.
Se rieron.
Me sentí ridícula, pequeñita.
Yo quería que descubrieran lo que tanto tiempo me ha costado entender porque nadie me lo enseñó. Yo que puse mi alma... me sentí rota por dentro. Pensé que no valía la pena nada de lo que hacía.
No pude echarme a llorar porque tenía que entrar en otra clase. Me esperaban otros niños a los que enseñar, consciente de que podría volver a sentirme igual.
¡Ojalá trabajara en una biblioteca y sólo tuviera que dar libros, ordenarlos y, como mucho, recomendar lo que le podría interesar a cada niño.
¿Seré capaz de aguantar esto mucho tiempo?
Machacamos al diferente, al débil, a cualquiera que pensamos que está alejado de nuestra forma de pensar o de ser.
¿Quién dice que somos humanos?
Y todo esto me lo ha recordado una canción de Malú:

¿CONGELACIÓN SALARIAL PARA LOS FUNCIONARIOS? ¿NO, GRACIAS?

27 de febrero de 2010


La frustración de todos ante la crisis y la rabia por los puestos de trabajo perdidos, ha terminado con un grito casi unánime de los que no son funcionarios: ¡Que se les baje el sueldo! Me recuerda a la reina de corazones en Alicia en el país de las maravillas: "¡Que les corten la cabeza!". Como si nosotros fuéramos culpables de algo.

Que si sí, que si no, ... que si los sindicatos dicen que no, que si los políticos primero que sí, que si luego que no... para volver a empezar.

Nuestros políticos juegan al juego de la ignorancia. Tanta sociedad de la información, tanto Internet, pero no nos conocemos entre nosotros. Seguimos viviendo en cajas cerradas, sin saber nada de los problemas del vecino de al lado... a no ser que se pongan a gritar a la parienta.

La prueba está en cuántas veces leemos en los periódicos opiniones que nos sorprenden porque demuestran que los periodistas escriben sin saber nada del tema del que hablan, sin preocuparse por investigar a fondo. Se les da el carné de periodistas y esto supone una suerte de patente de corso para decir lo primero que se les ocurre, sin tener ni puñetera idea de lo que hablan... si lo que hacen no es sino simplemente seguir la línea de lo que los poderosos les dictan.

Yo, al menos, no tengo el carné de periodista ni trabajo en un periódico. Tampoco pretendo informar, sólo dar mi opinión como lo que es: una opinión en MI blog.

Y toda esta introducción,... ¿para qué? Para decirles algo tan básico como que la polémica sobre la congelación salarial de los funcionarios y que si sí o que si no, es una tontería: nos han subido tan poco el sueldo este año (creo que un o´3 %) y se nos ha elevado tanto las retenciones de Hacienda, que todos ganamos menos que el año pasado.

¿Que muchos están peores que nosotros? Sí, cierto. Pero algunos de ellos eran de los que se reían de nuestros bajos sueldos cuando las vacas gordas, mientras ganaban mucho más que nosotros.

Ahora, como siempre, y dejémonos de tonterías, nos volverán a congelar los sueldos de una manera u otra. Pero, además, trabajaremos más que nunca porque no van a contratar personal para sustituir a los enfermos o a los jubilados. Nuestros sueldos, cada vez más helados, mientras que cada uno deberá mantener no sólo a su familia,... sino a un parado o un pensionista ajeno. Tanto es lo que se nos lleva Hacienda.

Por otro lado, las grandes empresas, siguen prejubilando a sus empleados y los que no tienen nóminas, siguen declarando mucho menos de lo que ganan. Todos pagamos las consecuencias.

Señores políticos, señores sindicalistas,... ¿qué sentido tiene todo esto? ¿Qué clase de dirigentes tenemos: ineptos, deshonestos... o ambas cosas?

Por favor, estamos hartos de demagogia. Intenten resolver los problemas de país... o permitan que lo hagan otros si no son capaces de ello.