Cuba, para los cubanos. Y ahora, ¿qué? (y III)

2 de agosto de 2009


Viajar te sirve para replantearte todas tus ideas. Hacerlo a Cuba es un revulsivo total.
Ahora se cumplen cincuenta años de la Revolución cubana, que pretendía crear una sociedad igualitaria. Pero no hemos visto un país que tuviera más diferencias y discriminaciones, incluso cuando quiere evitarlas.
Por otro lado, Cuba es un país terriblemente empobrecido que sobrevive apenas gracias al capital que aportan los viajeros. En ocasiones, la vida cubana está condicionada por la importancia que tienen para su economía. Una economía socialista que depende del capitalismo para sobrevivir.
Sí, hay que dejar que sean los cubanos los que decidan sobre lo que quieren y cómo quieren vivir. Pero...¿se les está dejando? ¿Saben sus dirigentes lo que desean, o dan por supuesto que lo que ellos determinan es lo que quieren? ¿Por qué hay tanto control sobre lo que dicen y lo que hacen? ¿No será que son conscientes de que no es lo que los cubanos desean? ¿Por qué tienen tanto miedo de la disidencia? ¿Temen que se contagie?
Se hizo una revolución en Cuba, para luchar contra una dictadura que había convertido el país en el prostíbulo y el casino en el que la mafia estadounidense gobernaba impunemente, llenando de miseria y violencia el país. Se hizo una revolución en Cuba, pero los vericuetos de la historia ha hecho que se haya tenido que poner tantos parches a los ideales primarios, que el sistema se ha llenado de contradicciones que hacen irreconocible la propia revolución. La miseria continúa; sus gobernantes no han sido capaces de superar los problemas y la población es la que la sufre.
Pero, ¿qué es lo que desean los cubanos? Pueden optar por seguir como están; huir como pueden de Cuba, o intentar un cambio desde dentro del sistema o desde fuera.

Viajar a Cuba es duro, si vas de observador. Te replanteas todas tus ideas y te rebelas ante las situaciones que te encuentras. Pero, a menudo observas las mismas contradicciones en la sociedad de la que provienes. Porque no nos podemos engañar. Observar lo que nos rodea es descubrir una sociedad contradictoria y cruel, donde la discriminación, la violencia y la manipulación del individuo es cada vez mayor.

Si quieres no mantenerte al margen,comienza la angustia.
¿Habría que aplicarles a ellos, y a mí, lo que Rubén Darío dijo en tiempos?

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos!...



(Jo, qué forma de unir Cuba, mis propios rollos existenciales y a Rubén Darío)