LA DEBILIDAD DE LOS HÉROES

16 de agosto de 2011

Son las ocho y me siento cansada. Débil. Me espera un día en el que tendré que dar gusto a todos los de mi familia. ¿Es lo que debo hacer? ¿Tan fuerte soy o me creen?

Superwoman ha muerto. Estoy exhausta, como todos. Y sin embargo tiramos pa´lante. Hay mucha gente peor que nosotros. Mucho peor. ¿Cómo se lleva eso?

Soy una privilegiada y soy consciente de ello. Pero para tener un momento para mí, debo levantarme en vacaciones a las siete de la mañana. En verano. En vacaciones. Porque yo soy de los pocos que tengo trabajo... pero ahora se supone que estoy de vacaciones.

No entiendo cómo se las arreglan esas personas (cerca de cinco millones en España) que no tienen curro. Y no creo que sea mentira, quizás la cantidad esté inflada, gracias al trabajo negro. Hablas con muchísima gente que te cuenta, mientras trabaja, que apenas llegan a fin de mes si no es con la ayuda del estado. Te cuentan, con naturalidad, sin regodeo, que apenas tienen trabajo en negro, pero lo tienen, y cómo engañan a la seguridad social. Es algo tan natural que te preguntas si no se dan cuenta de que le están contando a apenas unos conocidos que los están timando, ya que de ti sale el dinero con el que pagan pensiones, ayudas, becas que reciben sus hijos. Y que tú nunca recibirás porque hasta la última perra chica de tu sueldo lo conoce el estado y éste considera que no lo necesitas.


Superwoman ha muerto. Ya no puede con todo y con la sensación de que todo cae en sus espaldas, que para sacar adelante una familia, tienes que hacerlo todo, sin ayuda de nadie... Pero también hay superwomans sin trabajo ni ayudas. ¿Y esas, qué? ¿Cómo lo llevan?

Cómo ser superwoman, digo mujer, y no morir en el intento.


Han pasado muchos meses sin escribir nada. La entrada anterior era un intento, casi fracasado en su totalidad, de hacer que mis alumnos entraran en mi blog y participaran. Ha sido una equivocación. Debo tener más claras las ideas y no mezclar mi trabajo con mi vida y mis emociones.

El caso es que muchos profesores no somos capaces de hacerlo. Al menos yo, no. Acabó el curso y estaba exhausta. Pero no es un cansancio (sólo) físico. Es la familiar sensación de haber querido llegar a ellos y no haberlo conseguido. Y es que, aunque yo quiera, a ellos no les interesa. Miras tus correos pensando que alguien te escribirá simplemente para decirte adiós, y nada.

Este curso ha sido difícil. En otros institutos he encontrado delincuentes; gente enferma que necesitaba apoyo; analfabetos que precisaban un empujoncito para echar a andar y tirar para adelante como todos los demás niños de su edad,... Y gente buena.
Pero este año he descubierto, junto a esa gente que vale la pena, niños malvados, retorcidos, mentirosos hasta ser incapaces de reconocer la verdad, manipuladores, para los que no importa ni siquiera traicionar a sus amigos y compañeros de "mafia". Capaces de robar y de involucrar a unos y a otros para salvar su propio pellejo. Cínicos de 14 años.

Y no uno, sino varios. ¿Qué va a ser de ellos? ¿Y de aquellos que han sido vejados, manipulados, robado,... sin que apenas apenas hayamos podido ayudarlos, porque no han hablado claramente hasta el final?

Y, ¿qué pasa con los padres, que luchan por sus hijos creyéndolos inocentes de todo, cuando en el fondo ya saben que hace tiempo dejaron de serlo? ¿Y con los de aquellos niños que ven como sufren el acoso y no saben cómo ayudarles?

Esto, sin olvidar las horas que los profesores hemos pasado con ellos, sufriendo su mala educación y su cinismo e intentando ayudar a sus víctimas,... que simplemente no hablan por miedo. He visto profesores que salían de clase con el rostro demudado, pero que, al preguntarles, niegan que suceda algo,... cuando poco antes has pasado por allí y has oído un caos de voces. Y poco tiempo después los ves, derrotados, con la espalda en la pared y aguantando la angustia.

Todo esto nos llega a los profesores, y es como intentar remendar un velo destrozado por la furia de una tormenta. ¿Cómo puedes ayudar a todos, víctimas y verdugos, sin terminar destrozada tú también? Porque es muy difícil hacerlo con las manos atadas atrás, porque estos niños problemáticos son listos, rápidos y con una intuición especial para saber engañar y, además saben las limitaciones de tu posición.

Pero todos los niños tienen derecho a sentirse seguros y libres, aunque sea una ironía esto, cuando apenas pueden salir de las aulas.

El simple hecho de empezar a hablar con su tutora y explicarle por todo lo que pasan, ya es un paso muy importante y es el momento en que puedes intentar ayudarles.

¿Y los niños problemáticos? ¿Son carne de cañón? Quiero creer que no. Que la vida les enseñará su camino, y quizás encuentren a alguien, profesor o no, que sepa encauzarlos.

Gracias, Daniel Pennac, por tu libro Mal de escuela. Tú que fuiste un zoquete, como te considerabas a ti mismo; tú, que llegaste a robar a tus propios padres, me das una esperanza para ellos. Siendo ya profesor, me cuentas cómo pasaste de un niño aparentemente inútil para el estudio y pequeño delincuente, a profesor y novelista de éxito. Gracias a tres o cuatro profesores que supieron qué hacer. Me da esperanzas.

A lo mejor yo no seré la persona que les dé el toque mágico que les ayude a cambiar, pero, a lo mejor, encuentran a alguien.

Pero... ¿y sin saberlo he influido en algo y empieza a cambiar alguno de

ellos? ¿Habré servido para algo más que para enseñar Lengua este curso?

En este estado, ¿quién está por la labor de leerme la nueva ortografía para ponerme al día?

El chou del Bron

21 de noviembre de 2010


Con el cambio de instituto, cambio de alumnos.

¿Quién me iba a mí a decir que estos alumnos me harían caso y (algunos) leerían mi blog? Impensable.

Y encima les gusta. No me lo puede de creer.

Se acabó la libertad. Porque, si ellos lo leen, yo tendré que autocensurarme. Se acabaron las palabrotas. Tendré que ser políticamente correcta. Tendré que ser un modelo de ortografía, digo de buenas costumbres y seriedad.

¡Qué horror!

Pero bueno, también tiene sus cosas buenas... A ver si se me ocurre alguna.

Lo cierto es que se ha creado cierta complicidad con mis nuevos alumnos. De hecho, me han retado. Quieren que escriba del "Chou del Bron". ¡Y qué demonios es eso! Ni idea.


Tras mucho pensar, conseguí traducirlo: se trata de "el show del Bronx".

Vale, sí. El Bronx es un barrio peligroso y peliculero de Nueva York. Pero... ¿qué demonios ha pasado allí para que les hable del show que ha habido en ese lugar? ¿Cómo voy a hablar de ello si no sé que pasó o de qué me hablan?

Se me ocurre algo: ante un reto, otro más. Alguien tiene que escribirme de qué se trata y yo, con tiempo, me comprometo a escribir de ello. Como comprenderéis, necesito documentación seria, así que a trabajar o no hay segunda parte del chou del Bron.

Chicos, al ataque. Vosotros me dais una idea y yo la continúo. A ver qué sale.




Cuaderno de bitácora. Anotar: tengo que empezar otro blog donde pueda escribir lo censurable como profe... ¿O no?

TETEMARI, EN EL PAÍS DE LAS FRIKIMARAVILLAS

11 de octubre de 2010


       Lo reconozco: somos una familia de frikies.

       No, no somos freaks. Que no, que somos frikies. Caray, que es diferente.

       Me explico: un freak es un monstruo; un friki es una persona especial porque tiene intereses diferentes al resto de los mortales. Ver definición en wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Friki .

       Sin embargo, la misma wikipedia no tiene las ideas muy claras. De hecho, les pone el mismo origen inglés y los confunde: http://es.wikipedia.org/wiki/Freak.

       Lo que quiero decir es
.que cuando llega la hora de comer, de pronto nos encontramos cuatro personas que hablan de los temas más estrafalarios, todos mezclados y a menudo escuchados al unísono. Eso, cuando consigues concentrarse en lo que se dice, porque el agotamiento es grande cuando llegas a sentarte, después de llevar adelante el trabajo, la familia y la casa.

       Se oye juntas y revueltas, además de conversaciones más convencionales tipo "chicos, trabajo y estudios" otras referidas a series americanas de fantasía, ciencia ficción o similares; motos y coches, especialmente eléctricos; teorías filosófico-científicas relacionadas con el ser humano, su comportamiento (especialmente su estupidez) y su irreductible machismo; slot (léase cochecitos de Scalestrix o similares); psicología y sus ad lateres (como la inutilidad del psicoanálisis o el uso de los ratones para conocer el comportamiento humano); la posibilidad de un holocasto zombi (esto, con un poco de coña, pero perfectamente aceptado junto a Freud y el odio al psicoanálisis); informática; la RAE y sus diccionario, con el que compartimos frecuentemente el postre; política;  las teorías conspirativas tipo Expediente X, según las cuales unos extraterrestres y su platillo volante fueron encontrados y escondidos hace décadas por los americanos, y de allí la rapidez en la evolución de la tecnología actual; las series españolas y extranjeras y lo buenos que están los yogurcitos que hay allí; la universidad; la gente; los mangas (http://es.wikipedia.org/wiki/Manga) o los animes ( http://es.wikipedia.org/wiki/Anime); la pintura de Van Gogh, especialmente la Noche estrellada ( http://www.spanisharts.com/history/del_impres_s.XX/neoimpresionismo/imagenes/van_gogh_noche_estrellada.jpg); Star trek y otras maravillas de la ciencia ficción o de la fantasía; la música de Rogen Whitaker (http://es.wikipedia.org , /wiki/Roger_Whittaker



la de Extremoduro



o de Sinatra...


    de los ordenadores y demás chismes eléctricos o electrónicos que siempre tenemos rotos; de la famila; de libros, muchos libros, muchísimos libros, por ejemplo de Terry Pratcher, novelas románticas o obras como el Lazarillo de Tormes: películas, incluidas las de zombis, o, simplemente de cocina.   

       No es de extrañar que, acabada la comida, de lo que tengas ganas es de una tradicional siesta española. Estás más cansada que cuando llegaste,... pero más divertida.

        Luego está nuestra forma de vestir. Yo, de tacones de aguja y vestido de marca, si acaso en algunas bodas; mi ideal en la vida son los pantalones cortos, camiseta y botas camperas. Lo que pasa que la edad y los volúmenes...; una de mis hijas es monocolor, o sea, va de negro de arriba a abajo y llena de pinchos, aunque ahora está descubriendo otros colores, como Colón descubrió América; la otra, se esconde (y muy bien escondida, porque es la más friki de todos) en la normalidad aparente; y mi marido, de traje de chaqueta, lo mínimo. Lo normal es verlo de motero y lo más habitual, con su casco, con lo cual no se le ve nada.


       Total, que cuando el otro día me preguntó mi marido si tiraba una botella semivacía que rodaba con cada curva en el maletero del coche (híbrido, por supuesto, de algo han servido los extraterrestres), lo primero que se me ocurrió fue decirle que mejor la dejábamos allí. Que no se sabía qué podía pasar en el apocalipsis zombi. Mi marido me miró a los ojos, dijo un "¡ah!" tranquilo y siguió adelante.

       La botella ha permanecido dos meses más, hasta que ayer me preguntó lo mismo. Yo dije que lo podíamos quitar, que, en realidad no serviría para mucho, y una de mis hijas, que llevaba una botella pequeña semivacía, sugirió que se podría dejar la suya, que ocupaba menos espacio y haría menos ruido.

       No dejamos ninguna de los dos.

       ¿Nos estaremos volviendo más normales? o ¿es que seremos normales?


Día del Maestro

7 de octubre de 2010
El 29 de septiembre fue el Día del Maestro.

¡Ah! ¿Que no lo sabían? Pues yo tampoco. No se notó. Todo siguió como si nada.

¿Que cómo me enteré? Iba andando por la calle, cuando en los laterales de la marquesina de una parada de autobús lo vi. Todo escondido. Donde será más baratito.

Era un anuncio sorprendente en el que, si te fijabas, veías un montón de palabras sin sentido que se convirtió en una lista de motes de profesores, a cual más deprimente. Y me creía todos y cada uno, porque conozco muchos, incluso los que mis adorables alumnos me pusieron.

La primera impresión fue de asombro: el 5 de septiembre del año pasado empecé una entrada en mi blog con algunos de los motes que he recibido.

¿Qué pasaba? ¿Alguien me había copiado la idea, pertenece al acerbo común de todos los españoles ese regodeo en los motes, o me había convertido en políticamente correcta, ya que una institución pública se preocupaba del tema? Creo que estoy un poco paranoica.

¡Ah, bueno! No era una institución pública como el Ministerio de Educación o como se le llame ahora, o la Consejería Cultura o similares. Ni siquiera de una editorial, que nos tiene que hacer la pelota para que seleccionemos sus libros para nuestras clases. Era un anuncio de la FAD, la Federación de Ayuda a la Drogadicción. Se ve que nos agradecen lo poco que podemos hacer por nuestros alumnos cuando les decimos las maldades de las drogas, mientras sus mismos padres  se relajan del duro trabajo con un porrito.

Algo es algo.


Volví a mirar el anuncio: "Y a los demás profesores y profesoras que me enseñaron algo en la vida... Perdón y gracias".


Me emocioné: alguien se acordaba de nosotros y nos agradecía nuestros desvelos.

Luego, picajosa como estoy últimamente, me puse a pensar: ¿los de los motes, que se queden con ellos, y a los demás, pues muchas gracias?

Venga, no seas pelma. Piden perdón, luego se arrepienten de los motes, humillaciones y faltas de respeto.


Pues vale. Algo es algo.

¿Saben lo que les digo? Que no hay mejor recompensa que, pasado un tiempo, se te acerque un antiguo alumno de los que te las han hecho pasar canutas y que, con una sonrisa en los labios te salude con cariño. Eso te llena de tal manera que te hace feliz y olvidas los malos ratos.

¿Sucederá alguna vez esto con Jesús, con Mohamed o con Pepe? En realidad, ya ha sucedido en muchas ocasiones. Y eso trae esperanza y ganas de seguir adelante. En otras, no ha sido tan agradable.

Total, que este texto, que veía yo que iba a salir desesperanzador, se ha convertido en otra reflexión melancólica.

Seamos agradecidos. Gracias a la FAD por acordarse de nosotros.

Al final termino con una sonrisa ligeramente húmeda. Como cuando escucho esta canción de Silvio Rodríguez:







HUELGA

30 de septiembre de 2010
Estoy perdida.

No hago más que trabajar dentro y fuera de casa, intentando satisfacer a todo el mundo y no llego a nada. Me duele el cuerpo. Me duele el alma.

Hace tiempo dejé de ser ciudadana y me siento subdita.

Ya no creo en nada.Ya no creo en mi trabajo, ni en esta sociedad que hace que se me curve cada vez mi espalda y que no haga más que intentar que mi sonrisa no se borre de mi cara.

Pero mi cara ya parece una máscara.

He hecho huelga ni siquiera porque crea en los sindicatos, que no sirven para nada. La he hecho por amor propio, porque debo reivindicar que soy un ser humano y no un tornillo en una máquina. No me importa el dinero que me van a quitar. Al final se lo llevará Hacienda.

Quiero creer que aún tengo un poco de dignidad, aunque en el fondo sé que la perdí hace décadas. Me queda el orgullo de intentar sobrevivir a mi propia insignificancia.

Quiero que mis hijas tengan posibilidad de tener, si no un trabajo digno, al menos... no sé. El sentimiento de que sus padres han luchado por ellas.

Porque nosotros ya somos esclavos de un sistema y ellas serán todavía más insignificantes ante ese monstruo empresarial que se lo come todo.



No hay esperanza.

SE LO JURO, SEÑOR PRESIDENTE, SOY INOCENTE.

30 de agosto de 2010

De modo que me pongo a repasar lo sucedido en los últimos meses y cómo lo he plasmado (aunque poco) en mi blog.

Y lo que me encuentro es que hace unos meses pensaba que era imposible que nos congelaran el sueldo otra vez más a los funcionarios.

Y nos han bajado el sueldo.

Pero se ha hecho sutilmente... Primero se nos desprestigia, aprovechando los tópicos del funcionario maltrabaja; luego, se apela a la solidaridad con los parados de la empresa privada, que en muchas ocasiones se han enriquecido a costa del dinero negro; por fin, se considera que nos lo merecemos.  ¿Quiénes? Los bomberos o policías que arriesgan su vida por ayudar a los demás, los médicos y enfermeras que nos curan, los profesores que luchan con nuestros hijos para que aprendan, los administrativos que aguantan nuestras neuras cuando vamos a arreglar los papeleos que nos corresponden

De los que realmente son ricos y poderosos, nadie habla. Son tan poquitos... que no se resuelve nada aumentándoles los impuestos, dice Carlos Herrera.

Señor mío, que nosotros no hemos creado la crisis, que nosotros nos limitábamos a trabajar cada vez en peores condiciones y cada vez más controlados. Que en muchos casos compramos el material que necesitaremos para nuestro trabajo, como ordenadores o libros.

¿Por qué no le echa valor y hace que lo paguen los realmente culpables de la crisis? ¿Acaso no se atreve con las corporaciones internacionales y los banqueros? ¿Son acaso ellos sus dueños?

Pues parece que sí.

Así que a nosotros nos queda callar y aguantar lo que nos echen.

Y preparémonos para el septiembre que entra. ¿Qué se apuestan a que terminará ese mes y estaremos como los peces que se asoman a las orillas a respirar, porque ya no pueden con la contaminación?

En cualquiera caso, señor Presidente, se lo juro: Yo no fui la que creó la crisis, así que no la pague con nosotros.