Cuba, para los cubanos. Lo que dicen (I)

29 de julio de 2009

Lo bueno de viajar es que te enfrenta a otra realidad. Es como un bofetón a tu vida, a tus creencias. Es un revulsivo tan interesante como leer un buen libro. Es leer un buen libro sin letras.
En el caso de Cuba, en el mismo momento de salir del aeropuerto te encuentras con un pequeño shock. Algo no cuadra. Has recibido antes de salir multitud de informaciones contradictorias sobre el país, según las diversas ideologías de los que te las dan. Tú no te atreves a tomar partido ni ante ti misma por miedo a los prejuicios. No quieres pasar por retrógrada, si tienes una opinión negativa sobre la isla, ni dedicarte a hablar de las bondades del país, por no caer en un progresismo "cerrado".
En el momento en que sales en un autobús por la puerta del aeropuerto, tienes que tomar partido... ¿o no? Como dicen los cubanos, "no es fácil"
Lo cierto es que empieza el desconcierto. Parece una rima de una canción cubana, ¿no? Pues seguimos: comienzas a hablar con los isleños y el desconcierto aumenta. Parece como si no hablaran el mismo castellano, como si ellos le dieran otro significado a las palabras. En el fondo parece como si lo que hicieran fuera citar los lemas de sus políticos.
Para reflejar mejor lo que quiero decir, empezaremos simplemente citándolos, intentando reflejar las circunstancias.
Llega una guía y va nombrando a los turistas. No entiende el fax porque está falto de tinta: "Estamos ahorrando demasiado". No importa, con voluntad, todo se arregla.
La agente nos lleva a comer. Ahora que conoces cómo viven, sabes que el restaurante donde vas se llevaría la mitad del sueldo mensual de un médico (unos cuarenta dólares). Para un español, es un restaurante de precio medio. Ella, con dignidad y sin vergüenza, saca de su bolso una bolsa de plástico y, cogiendo parte de su comida la mete en ella diciendo "Para mi hija, le encantan los langostinos". Al rato, viendo que algún comensal no puede acabar su plato de carne, hace lo mismo con otra bolsa, que es para la comida de su perro.¿Seguro? Nos enseña sus fotos.
Por cierto, apenas vemos perros o gatos.
Sobre los conductores de los autobuses, que van muy lentos, lo hacen por tres cosas, que citan de carrerilla: "por gastar menos combustible, evitar accidentes y porque si te quitan puntos del carné te echan y no pueden dar de comer a la familia".
Cuando te despides de ella, no sabes si ella también aceptará propina, la obligación de todo turista ante cualquier relación con un cubano. Respuesta: "Vivimos de las propinas. Por favor, hablen bien de mí ante mi jefe. Me dan puntos. Si hay alguna queja, me echan". Me da un poco de miedo escribir esto. La paranoia se contagia.¿Leerá esto alguien del régimen y le causaré algún problema? Si alguno de sus superiores leyera este texto, le aseguro que fue una excelente guía, servicial y paciente,... y muy discreta. Además es muy afortunada ya que "tengo un piso que heredé de mi padre y un coche de los años cincuenta que funciona" No existía ni la mínima ironía en ella.
Acerca de la situación de Cuba, "aquí hay pobreza, no miseria". Lo cierto es que nos salimos del circuito turístico y nos encontramos situaciones que recordarían las existentes en cualquier barrio marginal de España... con la diferencia de que te encuentras a un tiro de piedra del centro histórico de La Habana, y no te cruzas con los drogatas y chorizos de turno, sino con personas normales, que intentan llevar sus vidas normales como pueden.
Quizá el problema está en que lo que es para ellos y para nosotros la miseria.
Miseria es lo que ganan. Incluso los médicos tienen que recibir ayuda para llegar a fin de mes. Tienen su sueldo, pero, según nos cuentan, en la mesa de su consulta tienen un platito para completarlo con la correspondiente propina. "Es para estimularlos".
Te das un paseo hasta el malecón. Te encuentras un edificio rodeado de soldados con metralletas. Por precaución, cambiamos de acera y lo rodeamos. Por uno de los laterales, muchas banderas azules con una estrella y un escenario con un espacio para bailes o discursos con carteles y lemas, que recuerdan los 50 años de la revolución.
Es el centro de intereses norteamericano y los soldados están "para protegerlos". ¿De quién? Más bien quieren aislarlos o asfixiarlos con imágenes de la revolución.
¿Para qué las banderas?, preguntamos a un señor que está en un garito. Ni idea. A otro señor cercano. "Cada bandera representa a un cubano muerto por el terrorismo de los Estados Unidos". Ah. No sabía que existía ese tipo de terrorismo, aunque, bien pensado... pues sí. Hay muchas formas de terrorismo y todo depende de cómo definas lo que es.
Paseas por una playa al amanecer. "¿Quieren puros cubanos?" No, no queremos. Ya los compramos. Además, nos dijeron que no compráramos fuera de los estancos. Suelen rellenarlos de arena. A continuación, Manuel, que es como se llama, nos pide ropa, jabones, champú. Incluso maquillaje para su mujer, que es blanquita como yo, según dice.
Quedamos el día en que nos vamos para darle lo que podamos. Cuando volvemos, no lo encontramos en el lugar previsto. Pensamos que nos ha dado plantón, cuando vemos que está entre las palmeras. Nos hace gestos para que nos acerquemos. Al parecer, le han dicho que no puede entrar en la playa. Hay cámaras que, simulando farolas, controlan quién camina por allí. La pena por entrar en zona turística supone cárcel. Incluso matar una vaca para comer está más penado que asesinar a un hombre, nos dice.
"Ustedes los turistas vienen engañados. No saben nada de la realidad".
No. Creo que algo hemos captado. Sólo hay que mirar y escuchar lo que dice la gente que te rodea. Por muy poco perspicaz que seas, descubres una Cuba que no es la oficial.

2 comentarios:

Chemapa dijo...

Se te ha olvidado comentar lo que se supone que es el socialismo en general y el socialismo a la cubana. Se supone que, en un régimen socialista/comunista, todos deberían ser iguales en todos los sentidos. Pues bien, en Cuba todos son diferentes.

Hasta las matrículas de los coches son diferentes: las de fondo azul con los números en blanco, para los coches del gobierno, incluídos los taxis; las de fondo amarillo, para coches particulares que, curiosamente, son los más viejos ya que no se permite comprar ni vender coches matriculados después de 1959 -o eso nos dijeron-; las de fondo negro, para el personal diplomático de las embajadas extranjeras; con fondo blanco, para los mandos del gobierno; matrículas de fondo rojo para los altos directivos de grandes empresas; en marrón las de coches de alquiler para los turistas, por supuesto; y algún que otro color que me olvidaré.

También podrías haber comentado que según tu estatus social en Cuba, también el dinero es diferente: CUC o peso CU-bano C-onvertible, que se cambia a la par con el dolar -$- americano, para los turistas, altos directivos de empresas cubanas y diplomáticos y el peso cubano para el resto de la población. En realidad, con esta última moneda, casi no se puede comprar nada. En las pocas tiendas y centros comerciales, se paga en CUC. Y esta es otra. En los centros comerciales se paga en CUC si encuentras algo que comprar. Apenas hay nada que comprar y lo que hay es a precios dignos del Principado de Mónaco.

Hasta para comprar un helado se es diferente en Cuba. Si eres cubano, tendrás que esperar una larga cola. Si eres extranjero, la cola es diferente. Te atienden en otra parte donde no tienes que esperar.

Demasiadas diferencias para un país en el que todos los cubanos son iguales.

Y es que, como dicen los cubanos, vivir en Cuba "No es fácil, compañero".

Saludos.

tetemari dijo...

Paciencia, Chemapa. Todo se andará. Si te fijas, verás que es una primera entrada sobre Cuba. Más tarde habrá otra.
Besitos
Tetemari, mi amollllllllllllll.

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